Se presentaba una mañana muy complicada en París. La prematura eliminación del camiseta psg naranja en los octavos de Champions había caldeado, de sobremanera, el ambiente en la víspera del encuentro de este mediodía contra el Girondins de Burdeos y el recibimiento al equipo no pudo ser más hostil. Tanto en la llegada de los jugadores al Parque de los Príncipes, como en el calentamiento y como en toda la primera parte, las muestras de cariño brillaron por su ausencia.
Los pupilos de Mauricio Pochettino aterrizaron en el Parque de los Príncipes a las 11.30. En la zona de aficionados por la que suelen pasar, se produjo un silencio sepulcral. Ni una muestra de cariño, ni un solo aplauso y solo un grito de “Vamos Neymar” de un, aparentemente, aficionado brasileño que acudía esta mañana al estadio para intentar disfrutar de la calidad del exjugador del Barcelona.
Posteriormente, el silencio se transformó en pitos dentro del campo. A la salida de los jugadores del camiseta psg naranja a calentar, los hinchas parisinos no pararon de silbar contra todos, excepto para Kylian Mbappé, que fue el único aplaudido por parte de los ultras del PSG en el momento en el que la megafonía del estadio anunció el once confeccionado por Pochettino y que terminó dándoles la razón, ya que el atacante abrió el marcador con un gol marca de la casa.
Uno de los jugadores más señalados fue, sin duda, Neymar. Cuando tan solo transcurrían dos minutos de juego, el Parque de los Príncipes le dedicó fuertes insultos al brasileño, que todavía no sabe si continuará la próxima temporada en la capital francesa. Sin ir más lejos, en el minuto 22, la CUP, el grupo ultra del camiseta psg naranja, celebró como un gol una falta errada en la frontal por el mediapunta, una situación insólita dentro del fútbol europeo.